20 de diciembre de 2013

CELEBRAR SIN PERDER LA SALUD

Hacia fin de año, todo es en exceso. Fiestas, desvelos, comida... cosas que contribuyen a la alegría general pero no a la salud en particular. Junto a las celebraciones religiosas, vienen el aguinaldo, el clima festivo y las ganas de regalar. Esto, obviamente es la parte comercial, que nos aleja un poco de la intención original y lo que es peor, pone nuestra salud en peligro. Hoy veremos cómo festejar, saludablemente.

+ comida local
La celebración navideña ha traído múltiples costumbres a nuestras tierras, que no son las ideales para nosotros, al menos en lo que a calorías y temperaturas se refieren.
Debemos intentar festejar con una dieta menos nociva que la habitual, ya que los excesos seguramente estarán a la orden del día. Incorporemos más verduras y frutas de temporada a nuestra mesa navideña.

Estado de ánimo controlado
Muchas personas sufren algún estado depresivo finalizadas las fiestas, o el día siguiente a cada festejo y se preguntan por qué. El exceso de alcohol y azúcar puede ser el culpable. Nuestro cuerpo tiene que lidiar con residuos tóxicos que repercute en nuestro estado anímico, así que es mejor cuidarse, o evitar, las bebidas alcohólicas y cambiar algunos dulces por frutas frescas.

Desintoxicación preventiva
Al menos una semana antes, y una vez por semana, sería ideal plantearnos una jornada saludable. Esto incluirá como alimentos, solo frutas, verduras y mucha agua. Esta terapia preventiva o sanadora (si la hacemos después de un exceso gastronómico) nos hará sentir mucho mejor y lograremos sobrevivir a las fiestas en mejores condiciones.

Comida casera
A veces solo evaluamos la parte económica al planear una cena y olvidamos la salud. Aunque el delivery esté a nuestro alcance, nada se compara a un pollo a la parrilla hecho en casa, o ensaladas frescas elaboradas por nosotros. Sabremos qué ingredientes tienen y cómo están preparados, y seguramente nos ahorraremos una cantidad de "aditivos" que resultan tóxicos en nuestro organismo.

Salud espiritual
No todo es comidas, salidas y excesos en diciembre. Al menos no debería serlo. Más allá de la religión que profesemos, resulta muy saludable, ocuparnos también de nuestro espíritu. Esta es la forma ideal de comenzar un nuevo año "recargado". Las fiestas navideñas resultan un buen momento para "recluirnos" un poco, mimarnos, meditar, relajarnos y nutrirnos por dentro, quizás con una buena lectura.

Espíritu bondadoso
Probado está que si hacemos el bien, recibiremos buenas cosas a cambio. Aunque no profesemos la misma religión o forma de pensar que nuestros familiares y amigos, es una excelente oportunidad para dedicarles más tiempo, demostrarles cariño y hasta perdonar. Dar amor, aunque no lo percibamos inmediatamente, nos hará sentir plenos en nuestro interior.

Metas nuevas
Quizás algunas de las metas que nos propusimos a principio de año no las pudimos lograr. No importa. Es el momento de balance y replanteo de las mismas. Debemos ser sinceros con nosotros mismo y no prometer cosas que no estemos plenamente convencidos de poder llevar adelante. El secreto está en no ponerse metas demasiado altas, sino pequeñas e ir conquistándolas una a una. ESto nos dará una gran fortaleza de espíritu para seguir adelante todo el año.

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