30 de septiembre de 2009

BULLYING

Escribe para SM, la Lic. Fiorella Lofrano
Acoso en las escuelas

El mundo conoce con el nombre de bullying lo que en nuestro país se denomina acoso u hostigamiento escolar.
Es una forma de violencia en la escuela en la cual un alumno hostiga de manera reiterada y sostenida en el tiempo, a otro que no logra defenderse. Se establece gracias a un claro desequilibrio de fuerzas y a una relación de abuso de poder. Las agresiones son realizadas con la intención de dañar al otro y no de casualidad.

Paulatinamente se organiza una estructura en la cual participan:
un hostigador,
un hostigado
y un grupo de espectadores que festejan o callan pero que de todas maneras refuerzan la estructura.

Con cada acto intimidatorio el líder gana poder y obtiene éxito.
Si los adultos (padres, docentes, personal de la escuela) no intervienen, esto continúa.
El fenómeno del acoso escolar se da en todas las franjas socioeconómicas, pudiendo variar el tipo de agresión, desde la violencia física directa, la burla constante, la agresión verbal, la exclusión social. En todas sus formas subyace el maltrato psicológico. El niño hostigado vive en estado de constante ansiedad.
En las situaciones de hostigamiento, la víctima esta sola completamente, ya que, aún habiendo compañeros que consideren injusta la situación, nunca lo defenderán por temor a ser los próximos blancos de los hostigadores.

Los avances tecnológicos brindan herramientas a los chicos para hostigar de manera constante y para llegar a muchos espectadores en poco tiempo. Además otorga la posibilidad de hacerlo desde el anonimato.
Mientras que hace algunos años, el acoso duraba lo que duraba el horario escolar, hoy, a través de los mensajes de texto, los mails, y los blogs no se detiene nunca. Dura 24 horas por día.
El único freno son los adultos.
El único freno es la posibilidad de que los padres de todos los chicos se reconozcan como parte del problema. No es fácil pero es posible. El problema tiene muchos actores; el hostigado y su familia, el hostigador y su familia, el grupo de espectadores que aprende un modelo doloroso de éxito, los docentes, la comunidad educativa entera.
Los síntomas del bullying pueden ser variados : Falta de deseo de ir a la escuela, dolores de panza o cabeza permanentes, arañazos, golpes, constantes “pérdidas” de plata para el kiosco, depresión, llanto inmotivado, trastornos del sueño, etc.

Los riesgos son altos tanto para el hostigador líder como para el hostigado, las consecuencias son imprevisibles y en algunos casos han sido tristemente célebres y nefastas.
Para modificar esta estructura, la intervención de la institución educativa es fundamental, debe operar sobre el problema con precisión quirúrgica y sin titubeos, esto no es sencillo si el establecimiento no cuenta con la información necesaria y asesoramiento. Los docentes podrán prevenir, detectar e intervenir si conocen, si están informados.No es posible enfrentarse al problema sin lograr que intervengan todas las partes en cuestión, las técnicas de tratamiento son diversas, dependiendo de las características de la institución educativa.
Lo más importante para superar este problema es el compromiso y las ganas de resolver el problema entre los adultos, es posible construir una nueva realidad a partir de lo que inicialmente parece destruido definitivamente. Nuestra sociedad es hostigadora y esto no es más que una reproducción de ella, pero no podemos resignarnos a ser testigos mudos del sufrimiento que genera, no podemos resignarnos a que nuestra sociedad sea así.
La construcción positiva del colegio y los padres es la base de la solución, y el apoyo profesional es fundamental.

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