30 de enero de 2010

ONICOFAGIA El vicio de comerse las uñas

Escribe para SM, el Dr. Alejandro Utelli*

Se calcula que un 5% de la población tiene la mala costumbre de mordisquear sus uñas, hábito patológico muy extendido sobre todo en la infancia y edad juvenil, que influye negativamente en la estética dental y salud bucal en general.

Causas
Este vicio no es casual. Tiene un origen psicológico. Pocas personas pensarían en comer o roerse las uñas por el simple placer de hacerlo; sin embargo, hay quienes se comen las uñas hasta la base, y otros no solo se comen las uñas de las manos, sino las de los pies. La explicación racional a esta problemática engloba generalmente sentimientos de ansiedad, miedo, angustia, nerviosismo, estrés o aburrimiento, entre otros elementos psicológicos que los han superado.

Muchas veces resulta difícil darse cuenta del desarrollo de esta costumbre, ya que se lleva a cabo a nivel inconsciente, y suele generar una conducta frenética muy difícil de detener cuando ya está muy arraigada.

Riesgos
Esta continua y reiterativa manía, ocasiona daños en dedos, labios y encías, además del desgaste y astillamiento prematuro de los incisivos centrales superiores, dientes de enorme repercusión en la buena apariencia de la sonrisa.
Puede producir infecciones bacterianas y víricas en labios y mucosa oral.
Los micro traumatismos que el mordisqueo ocasiona en las mucosas labiales hacen que la patología infecciosa (herpes, labios cortados, aftas,...) sea más frecuente en estos pacientes.

La Academia Norteamericana de Odontología destaca que el 41% de los niños con onicofagia presentan daño en dientes y encías. Además, es importante saber que los bordes de los dientes frontales pueden gastarse y el esmalte se pude quebrar, produciendo fracturas lineales por la presión ejercida a este nivel. El daño puede llegar a ser tan severo, que hasta puede ser necesario restaurar el esmalte o colocar coronas en los dientes frontales.

Atención con la ortodoncia
Los pacientes con onicofagia que tienen ortodoncia, tienen un riesgo extra: “la reabsorción de la raíz del diente”. Estos están bajo la presión de los frenillos y se les agrega más presión al comerse las uñas. Si bien puede tomar mucho tiempo, la raíz del diente puede acortarse, el diente puede perderse y el paciente necesitar un puente o un implante para reponerlo.



Otras consecuencias:
La onicofagia, puede generar ulceraciones de las encías, causadas por morder pedacitos puntiagudos de uñas.
Además, las bacterias presentes en la boca, pueden producir infecciones en la matriz de las uñas, dañadas por el trauma constante.

Tratamiento
En cuanto al tratamiento, es esencial que el sujeto esté dispuesto a abandonar el mordisqueo.
Normalmente es materia de consulta al psicólogo además del odontólogo. Si el terapeuta detecta una enfermedad emocional obvia, tratará el estrés o las causas que originen la patología.


Prevención
Resulta de vital importancia que los padres detecten esta práctica en sus hijos identificando la causa para evitar las tensiones (o los actos imitativos de sus mayores) que le pueden causar daño a su hijo. Si se advierte este problema, se debe consultar al odontólogo y a un psicoterapeuta para que en conjunto puedan diseñar un plan de tratamiento, modificación de conducta y recuperación de posibles piezas dañadas.

Algunos números
La incidencia de la onicofagia es excepcionalmente elevada. Hay igualdad respecto a sexos aunque las mujeres parecen más preocupadas por el problema estético por lo que buscan ayuda en mayor número que los hombres. Las encuestas muestran que cerca del 45% de los niños durante la pubertad, alrededor del 25% de los estudiantes universitarios y más o menos el 10% de los adultos mayores de 35 años se muerden las uñas compulsivamente.
La génesis de la mordedura de uñas asume que la mayoría de los afectados presentan la consecuencia de un comportamiento que no se extinguió convenientemente en su momento a los dos o tres años, cuando el niño se chupaba el dedo.

Hay un aumento constante en la prevalencia de la mordedura de uñas en los niños hasta los 12 años. Hacia el final de la adolescencia quizá el 25% siguen mordiéndose las uñas. Una minoría de personas sigue estando aquejada por este hábito a lo largo de toda su vida.

El Dr. Alejandro Utelli es Odontólogo.
Atiende en CEO · Consultorios de Excelencia en Odontología
Ciudad de 9 de Julio - Prov. de Buenos Aires.
Tel. (02317) 42-3230

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