Un nuevo año comenzó. Atrás quedaron los festejos, las reuniones familiares emotivas, y los brindis. Para muchos, llega el momento del descanso; de las vacaciones; o de la escapada de fin de semana para aprovechar el período sin clase de los chicos y el buen tiempo.
Cerca de 8000 personas habrán perdido la vida en Argentina en este 2011 que acaba de finalizar (todavía no hay cifras oficiales), y aún seguimos reclamando mejores rutas y autopistas. Y está muy bien que así sea, la seguridad de los caminos por los que transitamos (de vacaciones o trabajando) debe ser prioridad; pero… cuando las muertes se producen por causas humanas, factibles de evitarse con “prevención”, dejan de ser accidentes y pasan a ser “negligencias fatales”.
Entre los muchos decesos producidos el año pasado, podemos contar los originados en la imprudencia de muchos conductores. Fallas como excesos de velocidad, vehículos en mal estado, no respetar las señales de tránsito y conducir alcoholizados fueron las principales. Pero una que queremos destacar este mes, porque suele minimizarse, es la de conducir con “sueño al volante”.
Lamentablemente gran parte de la Sociedad considera que es normal dormir una insuficiente cantidad de horas, y cuando se sale a la ruta de esta forma, sin que nadie repare en ello, ni lo impida, estamos en presencia de una de las grandes imprudencias al volante. Desde estas páginas y con la ayuda del Ing. Eduardo Bertotti, pretendemos que más de uno tome conciencia de lo importante que es salir a la ruta “en condiciones”. Debemos cuidarnos y proteger a nuestros seres queridos en todo momento, por eso manejar sin sueño, sin alcohol y con prudencia, debería ser una de los propósitos de todo buen conductor para este año que comienza y los que restan de nuestra vida.
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