Todos los días vemos en la televisión, y en revistas y diarios, avisos de zapatillas que prometen hacernos bajar de peso, mejorar la postura, tonificar glúteos y piernas, con solo calzárselas y salir a caminar; pero, qué hay de cierto en todo esto?
Las promesas hechas por los fabricantes de zapatillas de tonificación –también conocidas como 'toning shoes' – al utilizarlas, se basan en su signo diferencial, que es la suela en forma de balancín, (lo que genera cierta inestabilidad) con el objetivo de
imitar el efecto de caminar sobre terrenos naturales, provocando un mayor trabajo de los músculos.
Lamentablemente el consumismo sumado a la ilusión de bajar de peso milagrosamente y sin esfuerzos, ha creado todo un mercado de falsas promesas en el que caen muchas personas, esperando que ese nuevo milagro tonifique sus músculos y bajen de peso comprando todo aquello que le prometen. Pero debemos tener presente que si no nos alimentamos bien y hacemos ejercicio regularmente, no conseguiremos nada.
Qué se dice en el mundo?
EE.UU
La Comisión Federal de Comercio estadounidense (FTC) multó a una primera marca mundial, Reebok, por la publicidad de su línea de 'toning shoes'. En carteles y anuncios de televisión la empresa de calzado deportivo aseguraba que sus zapatillas de tonificación fortalecían tendones, piernas y glúteos de forma más eficaz que las deportivas convencionales, una afirmación poco rigurosa según la FTC. La compañía debió pagar 25 millones de dólares en concepto de reembolso para los consumidores.
¿Cómo responde nuestro cuerpo ante el balanceo de estas zapatillas?
El profesor John Mercer, que imparte clases de biomecánica en la Universidad de Nevada en Las Vegas (EE. UU), ha realizado un estudio, concluyendo que la activación muscular y el consumo de oxígeno son casi idénticos tanto si se utilizan zapatillas convencionales como si se eligen las de tonificación. Los participantes de este experimento (un grupo de estudiantes jóvenes de ambos sexos) sentían y aseguraban que con las “zapatillas tonificantes” caminaban diferente, haciendo un esfuerzo extra. Pero el profesor Mercer explica que “el cuerpo humano es muy perezoso, trata de trabajar lo mínimo posible”, y obviamente esto puede provocar que, después de un tiempo usando este tipo de calzado, nuestros músculos se acostumbren al balanceo y ya no haya un trabajo extra.
Conclusión: El doctor Mercer, si bien no las recomienda, opina que no existe ninguna razón biomecánica obvia por la que el diseño de este tipo de zapatillas contribuya a aumentar el riesgo de lesiones. “A algunas personas les encanta cómo se sienten al usarlas, y si eso es suficiente para que salgan y se muevan, entonces, las zapatillas están cumpliendo un buen objetivo”, sentencia.
Europa
El presidente de la Asociación Española de Podología Deportiva (AEPODE), Ángel González de la Rubia, coincide con la conclusión del profesor Mercer, y agrega que “ninguna zapatilla ayuda a tonificar de manera específica la musculatura de quien la utiliza”.
El profesional opina que su uso puede ser “interesante” en determinadas condiciones: por ejemplo “para andar una o dos horas diarias en sentido recto y por una superficie uniforme, como las veredas. También si se padece de pies rígidos o pies cavos (con un arco más elevado de lo normal), ya que su efecto balancín podría ayudar a evitar el dolor metatarsal.
Otra cosa muy diferente es utilizarlas para correr: “el calzado debe estabilizar lateralmente para equilibrar las diferentes articulaciones del pie y así evitar lesiones tan frecuentes como el esguince de tobillo. Deben evitar este calzado, fundamentalmente aquellos que padezcan de pies valgos o plano valgos (con los talones hacia dentro) o que tengan unas articulaciones demasiado laxas o elásticas, comenta.
El secreto a la hora de elegir unas buenas zapatillas tipo 'running' es que, al mismo tiempo, nos ofrezcan estabilidad y amortiguación. Aunque el corredor popular va buscando incrementar el grado de amortiguación como panacea para resolver sus lesiones, éstas casi siempre vienen determinadas por un exceso de movimiento o laxitud ligamentosa”.
Conclusión: “Definitivamente no creo que tengan los efectos mágicos que afirman los fabricantes”, por ende, la publicidad es engañosa, señala.
Los productos milagrosos no existen. La única consecuencia positiva en gastar dinero en estas zapatillas es que lo animen a uno a salir a caminar más, por creer que se está logrando un efecto tonificante.
Muchas personas que han utilizado estas zapatillas, se han quejado de dolor en las rodillas, (debido a la mala postura de los pies) y mencionan también que con el tiempo se van acostumbrando al calzado, pero no han visto los resultados que prometen, es decir no han bajado de peso y mucho menos han tonificado su cuerpo.
En resumen
En el mercado de las falsas promesas para bajar de peso, lo único que están buscando los fabricantes es ganar dinero a costa de los deseos de la gente. Estas zapatillas “milagrosas” no tienen las propiedades para producir cambios en el peso. Si bien provocan un mayor consumo energético, no es suficientemente significativo como para bajar de peso.
Caminar es un ejercicio cardiovascular y realizarlo diariamente durante 30 minutos, trae al organismo muchos beneficios y para realizar esta actividad no necesitamos un costoso calzado como este, ya que con un par de zapatillas cómodas será suficiente.
Fuentes: Asociación Española de Podología Deportiva | U.S. Federal Trade Commission
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